Cuando supe que iba a ser mamá, uno de mis mayores temores era no volver a recuperar mi talla. Lo digo con total honestidad: crecí viendo cómo muchas mujeres de mi entorno, tras el embarazo, aceptaban los cambios de su cuerpo —algo completamente válido y normal—, pero también muchas lo hacían con cierta tristeza, nostalgia e incluso resignación.
Durante años viví con ese paradigma. Pensaba que ser madre era sinónimo de perder mi cuerpo para siempre. Pero cuando finalmente decidí embarcarme en la maternidad, tomé una decisión: empezar a cuidar de mi cuerpo desde antes. Comencé a tomar suplementos, a hacer ejercicio de forma consciente y, con tanta motivación, me certifiqué como instructora de XCO Latin by Jackie. Quería fortalecer mi cuerpo, tener resistencia y llegar preparada. No es lo mismo estar en tus 30 que en tus 20, ¡y lo sabemos! Pero también aprendí que si no te cuidas ni a los 20, ni a los 30, ni a los 40, en algún momento tu salud metabólica pasará la factura.
Cuando finalmente quedé embarazada, muchos comentarios no se hicieron esperar: “Prepárate para los pies hinchados”, “ya no vas a poder ni caminar”, “espera a que te crezca la panza”. Frases bien intencionadas, pero desmotivadoras. A pesar de eso, yo me sentía segura, porque desde que comencé a tomar las formulaciones de Unimate y Balance (en agosto), noté grandes cambios. Bajé la inflamación y logré regular mis niveles hormonales, que era justo lo que me impedía quedar embarazada. Tan solo un mes después de comenzar, llegó la gran noticia de que estaba esperando a mi bebé. Pero ese hermoso capítulo se los contaré en otra entrada.
Durante el embarazo, mi cuerpo seguía cambiando, pero me sentía llena de energía. Tenía los antojos controlados —y sí, esa famosa frase de “comer por dos” es un mito total—. No caigan en eso. Mi embarazo fue saludable y en equilibrio.
Mi bebé crecía bien, sin exceso de grasa; mis pies nunca se hincharon y pude seguir haciendo ejercicio con normalidad. Lejos de estar acostada todo el día, seguía activa, trabajando en mi emprendimiento Parcha.
Llegaron las 30 semanas, y mi cuerpo seguía casi intacto: solo tenía barriga. ¡Y fue lo más hermoso del proceso! Amé estar embarazada, rompí con ese paradigma que tanto miedo me había generado. Y todo gracias a mis hábitos y a las formulaciones que me acompañaron.
Hoy, con un mes y medio postparto, estoy de vuelta en mi talla, con energía, sin depresión, y dándole a mi bebé lo mejor de mí: nutrientes, amor, calma y paz para que crezca fuerte y feliz.
Este es solo el inicio de muchas experiencias más que quiero compartir con otras mujeres, para demostrar que sí se puede vivir una maternidad saludable, activa y en bienestar.
“Este producto no reemplaza diagnóstico o tratamiento médico. Resultados pueden variar.”
Escrito por: Dagmi Reyes
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